La Estrategia Europea del Metano (publicada en octubre del 2020), señala a este gas como el segundo factor que más influye en el cambio climático, y al sector agrícola, como principal responsable de las emisiones de metano generadas en la UE. Además, en la cumbre del clima COP 26 celebrada en Glasgow, 103 países pactaron reducir el 30% de las emisiones de metano para el año 2030.
En este contexto es de vital relevancia conocer como se generan dichas emisiones dentro de las ganaderías de vacuno de leche y que estrategias pueden seguirse para reducirlas y alinear nuestras granjas con las nuevas políticas medioambientales emergentes.
Existen 2 focos principales de emisiones de CH4 en las explotaciones de vacuno de leche; el aparato digestivo de las vacas y los purines. El metano entérico, se origina en la fermentación entérica de la actividad ruminal de las vacas y se expulsa a través de eructos durante los procesos digestivos del alimento.
Otra parte del CH4 se origina también como consecuencia de la gestión de los estiércoles. Esto ocurre en los alojamientos, durante la distribución en campo y, mayoritariamente, en las balsas de almacenamiento, dependiendo del tipo de almacenamiento, regímenes de agitación y condiciones meteorológicas o ambientales en las que se encuentre la balsa.
En las explotaciones más intensivas la emisión de metano entérico por kilogramo de leche producida es relativamente baja, sin embargo, la emisión del metano por el almacenamiento de purines puede suponer entre un 15 % y 20 % de las emisiones totales de la explotación.
¿Cómo pueden mitigarse dichas emisiones?
Respecto a la reducción de emisiones de metano entérico, actualmente se están llevando a cabo muchas investigaciones sobre cambios en las dietas de las vacas o complementos alimenticios que puedan generar menor emisión de metano durante su digestión. Sin embargo, la realidad fisiológica de las vacas hace que sea complejo lograr una reducción total de dichas emisiones.
No obstante, las emisiones de metano producidas por el almacenamiento de los purines pueden ser reducidas (e incluso eliminadas) a través de la digestión anaerobia de los mismos. Dicha digestión anaerobia de purines se realiza mediante las plantas de biogás.
Gracias a las plantas de biogás en este tipo de explotaciones, además de eliminar las emisiones de metano generadas por el purín, consiguen proporcionan a los ganaderos ingresos adicionales por generar su propia electricidad o vender el biogás a la red. ¡Claro ejemplo de sostenibilidad y economía circular!